La Isla Suspendida
Décadas de escasez, de abandono, de boicot internacional… Cuba se ha convertido en una isla abandonada a su propia suerte, donde el mejor camino quizás sea comenzar en cualquier otro lugar. La arquitectura y su gente se resienten por este devenir del paso del tiempo, donde prevalece la ruina y la desesperanza, a la espera de que algo pueda cambiar en algún tiempo futuro. Me parece interesante resaltar el retrato que hizo de la isla el escritor cubano ya fallecido Reinaldo Arenas en su novela El Color del Verano:
¨Ésta es la historia de una isla donde no cesaba nunca el guirigay, el brete, la intriga, la mala intención y las ambiciones descomunales; y quien no participaba en aquel tenebroso meneo nacional era de una u otra forma devorado por la maldición de la isla. De manera que sus habitantes, no pudiendo soportar aquella isla pero tampoco el vivir fuera de ella, decidieron arrancar la isla de su sitio y salir libres y a la deriva en busca de otros mares donde poder carenar y formar un gobierno independiente. Pero mientras iban al garete no lograban ponerse de acuerdo sobre cuál mar elegir para finalmente encallar y allí sobrevivir. Mucho menos lograban ponerse de acuerdo sobre qué tipo de gobierno iban a instaurar. Cada cual proponía algo distinto. Cada cual quería, en fin, gobernar la isla a su manera y conducirla a un sitio diferente al elegido por el prójimo. A medida que la isla avanzaba, el alboroto y las protestas de todos sus habitantes se iban intensificando en medio de grandes saltos, injurias y pataletas. Finalmente, aquel pataleo con el que todos se manifestaban se hizo tan poderoso que la isla, que carecía de plataforma, se hundió en el mar entre un fragor de gritos de protesta, de insultos, de maldiciones, de glugluteos y de ahogados susurros. ¨